
Es una de las señas de identidad de la gastronomía española, por eso ha sido propuesta por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte para que la Unesco la considere Patrimonio de la Humanidad y se le dedica un día mundial el tercer jueves de julio.
Para celebrarlo, Saborea España y Turespaña han organizado rutas de tapas, concursos y degustaciones en todo el territorio nacional y en 31 ciudades del resto del mundo, y han hecho, con la colaboración del sector hostelero, un estudio sobre su consumo.
Según se desprende del I Estudio sobre la Tapa la tortilla de patatas es la reina de las tapas, seguida de las patatas bravas, las croquetas y la ensaladilla. Pinchos que los comensales toman mayoritariamente con cerveza (un 70%) pero también con vino (un 27%).
De esta encuesta también se desprenden datos como que se tapea más los fines de semana (86,4%), cuando se dispone de tiempo para compartir con los amigos, y sobre todo por la noche (42,33%), con una media de entre una y tres tapas por cliente en el 65,27% de los casos. Los que más se congregan en torno a las barras tienen entre 30 y 45 años (76,2%), seguidos del tramo 45-60 años (19,5%).
Más del 58% de los establecimientos ofrece tapa gratis con la bebida, y cuando se cobra, el precio medio está en 2,50 euros, aunque se ha detectado una tendencia a las tapas más elaboradas y creativas, cuyo importe supera los cuatro euros.
Y aunque tapear es un hábito en todo el territorio español, sí hay diferencias regionales en cuanto a lo que se come. En Madrid ganan los callos, en Galicia el pulpo y los mejillones, en Cantabria las rabas, en Segovia los torreznos, en Málaga los boquerones, en Córdoba el salmorejo, en San Sebastián las gildas y en Salamanca las patatas revolconas.
El Ministerio de Educación, Cultura y Deporte también ha iniciado los trámites para declarar las tapas Patrimonio Cultural Inmaterial, según ha informado en un comunicado.