Una escapada para disfrutar de los mejores paisajes que nos regala el otoño.

5 Bosques en la provincia de Burgos para disfrutar del otoño

Bosque de Las Pisas cascada
Un increíble lugar para perderse entre bosques y encontrarse con arroyos y cascadas, fauna y flora típica de la estación y esas tímidas setas que van asomando entre troncos y hojarasca.

1.- Hayedo en Santa Cruz del Valle Urbión

El pico San Millán (el más alto de la provincia de Burgos) corona el paisaje y es muy probable que la nieve lo haya cubierto en esta época. El valle que va dibujando el río se pinta de colores que contrastan con las primeras nieves. Aquí abajo, remontando el río Urbión, se extiende el hayedo más hermoso de toda la provincia, interrumpido por arroyos y barrancos que se deslizan desde las cumbres de la Sierra de La Demanda, creando un espectáculo natural de imponente belleza.

Bosque encantado - Santa Cruz del Valle Urbión
Bosque encantado - Santa Cruz del Valle Urbión


Las opciones se multiplican en este bosque y todas están señalizadas con detalles de dificultad y duración: puedes apostar por la ruta de las ‘Cascadas de Altuzarra’ y atreverte con saltos de agua vertiginosos, o escoger la ‘Ruta de Enrique del Rivero’ y conocer de cerca el haya más famosa de Burgos, fotografiada en 1999 por el divulgador burgalés que da nombre a la ruta. Y es que estas tierras burgalesas albergan una raza única de hayas… fortalecida y adaptada a la vida en la Demanda.  A su lado, acebos y tejos milenarios filtran la luz entre sus densos brazos creando una atmósfera casi mística en la que pueden sorprenderte lobos, ciervos y lirones. ¡Un escenario de fábula!

2.- Hayedo de Urrez

A media hora escasa de la ciudad de Burgos la naturaleza se explaya. Los pinos se abarrotan en los primeros pasos hacia la Sierra de la Demanda, para pronto comenzar a dar paso a robles y hayas.

Urrez 1
Urrez 1

Es el hayedo de Urrez, un pueblo encantador que invita a subir hacia un bosque que se antoja más delicado y romántico con la decadencia del otoño. Túneles de vegetación espumosa envolverán al paseante durante todo el camino. Un entorno de hermosa espesura y fácil acceso desde el que se pueden admirar vistas increíbles. 

3.- San Zadornil: el Nueva York de los bosques

Santa Cruz del Valle Urbión
Santa Cruz del Valle Urbión

Es la Nueva York de los bosques y su Gran Manzana está en el Parque Natural de los Montes Obarenes. Un viaje sensorial para descubrir a pie, en bicicleta o a caballo. Todo está organizado en medio de la espontaneidad del bosque. Carteles informativos, señalización de rutas y la majestuosidad de las especies que aquí habitan. Encinas, pinos, hayas, madroños, bojs, secuoyas… Tanto si uno decide atravesar los bosques de Artzena hacia Villafría de San Zadornil (dificultad moderada), como si opta por recorrer los senderos hasta Revillallanos, la naturaleza sorprende. Aquí, la cima reserva vistas inesperadas y un recorrido que invita al descanso junto a castaños inesperados de vastas copas y algún que otro molino antiguo filtrando el agua del río.

4.- Bosques de Obécuri y Bajauri

El canto de los pájaros sonará ligero en este extremo suroriental del Condado de Treviño, donde las aves de pico mediano anidan más a gusto que en ningún otro lugar de la Península Ibérica.

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Pueden recorrerse en una ruta circular de gran sencillez y extremada belleza, con la privilegiada compañía de hayas y robles y, de vez en cuando, el sonar de un lejano grito de aves rapaces sobrevolando la niebla…. Acompañando los pasos sobre el terreno, setas, ardillas, jabalíes y hasta huidizos corzos que, si un ato está atento, puede atisbar por un instante.

5.- Las Pisas y su cascada

En el corazón de Las Merindades se esconde un bosque casi encantado. Junto a la iglesia románica de Villabáscones de Bezana empieza el viaje a un otoño de película, que sube el curso del río por saltos de agua, puentes rústicos y piedras que ayudan a cambiar de orilla en sus tramos más apetecibles. Aquí, entre el valle de Valdeporres y Valdebezana el suelo se cubre de musgo y líquenes y a las orillas del río de la Gándara viven robles, hayas, avellanos y acebos. Un itinerario que mantiene el misterio hasta el final, donde un desfiladero deja caer el agua en un estruendo que reverbera en todo el bosque: es la cascada de Las Pisas.

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