Opinión

El Escritor y Rebeca: misterio en la jaula de cristal

A veces el cine nos muestra mansiones con vida propia. Una residencia de lujo, con todas sus comodidades, puede ser en realidad una trampa. En "El Escritor", de Roman Polanski y en "Rebeca", de A. Hitchcock, vemos como un huésped se puede convertir en prisionero, con la complicidad de los habitantes de esas jaulas de cristas. Algo parecido le ocurrió al propio Polanski; por sus problemas con la justicia estadounidense -y para evitar ser apresado en Norteamérica- tuvo que cambiar las localizaciones de su película y rodar en Alemania en lugar de en Massachusetts.

En El escritor (Roman Polanski, 2010) se encuentra la semilla de Rebeca (A. Hitchcock, 1940). En muchos aspectos, Ewan Mcgregor, el protagonista del film de Polanski podría ser una versión contemporánea del personaje principal de la película de Hitchcock al que daba vida Joan Fontaine. Ninguno de los dos tiene nombre: ni la segunda señora de Winter, ni el "escritor fantasma" o "negro" -términos con los que se conoce en el argot literario al profesional que realiza un trabajo que irá firmado por otro-.


En el caso del personaje de Joan Fontaine, una posible explicación sería que ella es el sujeto que guía el relato. Así lo argumenta Eugenio Trías, en su último y póstumo libro De cine. Aventuras y extravíos (G. Gutenberg.- C. de Lectores, 2013): "ni en la novela, ni en la película tiene la segunda esposa nombre y apellido. En la novela, esta omisión plenamente intencionada queda justificada, porque la segunda esposa oficia de narradora. Desde el impresionante y celebradísimo comienzo ("Anoche soñé que había vuelto a Manderley"), hasta el elíptico y comedido final, que alude al incendio de la mansión";  Sin embargo, el personaje de Ewan Mcgregor, en El escritor, estaría más cerca de lo metafórico: con la negación de su identidad en la vida "real" y en la literaria, se insiste en la idea de que es un peón más en la partida de ajedrez, un convidado en la mise en scéne…



  Dcha. e Izqda.- Escaleras que conectan el piso inferior, en el que reside el servicio doméstico (Rebeca) y las secretarias y los guardaespaldas (El escritor), con el superior, en el que habitan los fantasmas del pasado


Existen bastantes más paralelismos entre los protagonistas de El Escritor y Rebeca: ambos se encuentran perdidos en espacios residenciales hostiles –la mansión inglesa de  Manderley para Fontaine, y la casa minimalista en la isla de Norteamérica de Martha’ s Vineyard para Macgregor-. Son hogares en los que "habitan" los fantasmas de sus predecesores ya difuntos: la primera señora de Winter -más conocida por Rebeca-, y el escritor que escribió el primer manuscrito en la isla situada en el este de EE.UU.



  A la izquierda, la residencia de verano de El Escritor. A la derecha, la mansión Manderley, en Rebeca


El mar, otro elemento común, dotará de "fisicidad" a esas presencias fantasmagóricas, al provocar que el célebre balandro de Rebeca, con su cuerpo aún dentro, choque contra otra embarcación -sacando a flote sus secretos-, y respecto al primer "ghost writer", serán las corrientes marinas las que arrojen su cuerpo a tierra firme. A modo de espeluznante legado aún quedan los objetos que usaron en vida, como la ropa interior, cojines y pañuelos con las iniciales "RW" (Rebeca de Winter), y en el caso del escritor fantasma, el calzado, la ropa -y lo mejor-, fotografías y números de teléfono que servirán de pista para resolver el enigma. Enseres, todos ellos, que no se ocupó de retirar ninguno de los "domus personae": el personal del servicio doméstico de Manderley –mayordomo, ama de llaves, criadas en Rebeca- o el equipo de secretarias y guardaespaldas de la casa de verano de El Escritor.



Las semejanzas llegan a tal extremo que existen dos secuencias casi similares en torno a un cajón: Ewan Macgregor encuentra un pendrive con el manuscrito que le han prohibido sacar de la habitación, y Joan Fontaine halla la agenda con todas las anotaciones de Rebeca (también esconderá allí los trozos de una figurita de porcelana que rompe). En esta doble escena alrededor del misterioso cajón, los dos protagonistas se sobresaltan cuando entran las "custodiadoras" del legado de sus predecesores: la señora Danvers, ama de llaves de Manderley, y Amelia Bly, colaboradora del ex primer ministro sobre el que se está escribiendo su biografía.



  En El escritor y Rebeca tienen lugar dos secuencias muy parecidas, de gran tensión, en torno a un cajón



De igual modo que el protagonista de El escritor, su director Roman Polanski, tampoco pudo moverse libremente durante el rodaje de la película. Debido a sus problemas con la justicia estadounidense se vio obligado a filmar la historia en otras localizaciones diferentes a las inicialmente previstas. De este modo, los exteriores en torno a la residencia de verano del ex primer ministro Adam Lang en la isla de Martha’s Vineyard, en la costa de Massachusetts, EEUU, tuvieron que recrearse en la isla alemana de Sylt, en el Mar del Norte, incluyendo el puerto de donde sale el ferry. La parte externa de la casa fue filmada en Usedom, otra isla alemana, pero situada en el Mar Báltico.



  Localizaciones en las islas alemanas de Sylt, en el Mar del Norte (izqda.) y Usedom, en el Báltico (dcha.)


Los exteriores e interiores de la supuesta editorial en Londres fueron rodados en Charlottenstrasse en Berlín; cerca de esta ciudad se halla el Aeropuerto de Strausberg, que sirvió para el de Vineyard. Aún así, algunos exteriores para las escenas de conducción con el coche fueron filmadas por una segunda unidad en Massachusetts, aunque sin Polanski. Los coches –igual que las casas-  son inquietantes y parecen tener vida propia. El plano del BMW –al comienzo de la película- parece ser tan culpable como el camión de El diablo sobre ruedas, de Spielberg. A lo largo de la película aparecen más coches con instintos asesinos.



¿Y qué decir del intenso color verde que aparece en escenas como la del coche solitario en el ferry? Es un tono muy utilizado por Polanski en sus películas; el mismo “verde croma” que se utiliza como base para superponer en la fase de montaje o edición de series, mapas del tiempo meteorológico y películas, las imágenes “reales” que finalmente serán visibles en la emisión o proyección. De nuevo, parece que nos hallamos ante un significado metafórico: el croma verde como una máscara ficcional que oculta la verdad. 





La influencia de Alfred Hitchcock en la obra de Roman Polanski es evidente, pero también lo es la de Stanley Kubrick; la mansión de Eyes Wide Shut (1999) con sus guardaespaldas y "hombres de negro" con maletines, y la escena final de Atraco Perfecto (1956) con los billetes volando, tan parecida a la de El escritor.