Opinión

Y… ¿Qué hay en Avilés?

Centro Cultural Niemeyer, junto a la ría de Avilés. Museo de Anclas, en la playa de Salinas
photo_camera Centro Cultural Niemeyer, junto a la ría de Avilés. Museo de Anclas, en la playa de Salinas
Si metes en una coctelera playas de arena dorada, una animada vida nocturna, un jardín inglés, pinceladas modernistas y una gastronomía de lujo te será difícil descubrir que el destino propuesto es un pequeño tesoro asturiano: Avilés.

¿Que qué hay en Avilés? Mucho y bueno. Para familiarizarte con el lugar, ¿qué tal una visita guiada? Las realiza el Ayuntamiento (Tel. 985 54 43 25), duran 1 h y salen de la Oficina de Turismo de Avilés (Ruíz Gómez, 21). Además, son gratuitas, amenas y muy completas. Apúntate en [email protected].

Una vez descubiertas las maravillas de esta localidad, apuesta por dos visitas clave para conocer gratis la otra esencia de Avilés: lo último y lo menos conocido.

Lo último es su flamante Centro Cultural Niemeyer, responsables de que esta modesta villa marinera esté en el top ten de la vanguardia arquitectónica. Para conocerlo gratis ven un sábado o un domingo a las 12,14 h. (El resto de los días la visita guiada cuesta 10 €). Y madruga para sortear las decenas de cámaras ávidas de capturar los ovnis blancos que el arquitecto brasileño instaló en la ría.

  Si tienes ganas de Cantábrico, aprovecha que estás en una ciudad ligada al mar. Este puerto pesquero comienza su coqueteo paseo marítimo en su ría. Puedes recorrer sus 5 km en un barco que sale del pantalán 0, frente al Centro Cultural Niemeyer –los paseos duran 1 hora y cuestan 7 €, aunque fuera de temporada te tocará negociar el precio– o caminar por el Paseo de la Ría.



De una u otra forma llegarás a la playa de Salinas y el Museo de Anclas, uno de los pocos que hay en el mundo. Este desconocido espacio, de acceso libre, es el resultado de la gran pasión por el mar de Jacques Cousteau y un homenaje a su hijo Philippe, muerto en un accidente en 1979. No esperes encontrar una extensa colección de áncoras, pero sí una muestra representativa con 15 ejemplares venidos de todo el mundo y, sobre todo, un impresionante espacio al aire libre con un mirador –cuyo suelo es una rosa de los vientos– situado sobre La Peñona que regala unas vistas inmejorables de la playa.