Playas de A Mariña (Asturias y Galicia): verano azul... ¡y verde!

Playa de Los Campos - Tapia de Casariego (Asturias)
photo_camera Playa de Los Campos - Tapia de Casariego (Asturias)

Recoletas calas y grandes arenales que se esfuman como por arte de magia durante la pleamar: así son las playas que salpican la zona oriental de la comarca de A Mariña, a caballo entre Lugo y el Principado de Asturias, con la ría del Eo como eje vertebrador. La amenaza de una devastadora mina de oro a cielo abierto ha encendido todas las alarmas en la rasa costera astur-gallega.

La crisis económica ralentizó desde hace años los avances de la autovía A-8 hacia los confines del Occidente del Principado, enredada en viaductos de equilibrios inverosímiles. Aunque el tiempo de tránsito por carretera desde Oviedo se ha reducido prácticamente a la mitad, hay zonas donde Fomento no ha cerrado su nudo de asfalto, lo que confiere todavía cierto halo de lejanía remota a esta comarca costera limítrofe entre Galicia y Asturias. El Puente de los Santos cumple en estos días 25 años desde su inauguración y es un eje vertebrador de toda la comarca, con Ribadeo (Lugo) como capital comercial y de servicios de A Mariña y pone a muchas de las playas, a uno y otro lado de la desembocadura del Eo, a tiro de piedra para veraneantes, surfistas y amantes de la naturaleza.

Con todo, a la incertidumbre que ha arrojado la profundización de la crisis económica sobre la población local se le suma la amenaza de la mina aurífera a cielo abierto que también, desde hace años, se discute entre los despachos, el parlamento autómico asturiano, el ayuntamiento de Tapia de Casariego y las gentes del concejo. Una mina que, de ponerse en funcionamiento, arrasaría buena parte del territorio de Tapia y, con él, una tradición de décadas dedicadas al fomento del turismo estival, la buena gastronomía, la naturaleza y el sosiego. Una sombra se tiende desde el milenario yacimiento de Los Lagos de Salave hacia La Roda, Brul y Tol y, por extensión, sobre toda la comarca de la orilla oriental del río Eo.

1. PLAYA DE LOS CAMPOS (Tapia de Casariego)

Como si de un prestidigitador se tratase, aquí el Cantábrico hace aparecer y desaparecer varias veces al día la inmensa playa por la que el río Anguileiro se acerca a su desembocadura. La Playa de los Campos, en Tapia, es la mayor del concejo. Bien pegada al núcleo urbano, accesible a pie y con un área de aparcamiento para autocaravanas, gozó en el pasado de la bandera azul europea y cuenta con varias pequeñas calas que, durante la pleamar, sirven de escape y solaz para los bañistas; a saber: playa del Murallón, A Foradada y A Ribeiría. Uno de los primeros paraísos surfistas en España (aquí se empezó a practicar este deporte a finales de la década de los sesenta en nuestro país), dispone de un aguerrido equipo de socorristas municipales, de un servicio de duchas y vestuarios, un par de quioscos en los que saciar la sed y el hambre y un prado anexo donde a mediados del mes de agosto se celebra una vistosa "Noite celta". Ideal para escapadas con niños.

La pista: el restaurante Palermo, en Tapia, te ofrece durante todo el verano una carta nocturna de tapas que está causando furor entre locales y foraneos. No te la pierdas.

2. PLAYA DE SERANTES (Tapia)

El extenso litoral de acantilados del concejo tapiego esconde alguna otra pequeña joya. A la playa de La Paloma, de más difícil acceso, se le suma la de Serantes: recoleta en la pleamar y abrupta con la marea baja, de bajos roquedos y horizontes neblinosos, la de Serantes se encuentra no muy lejos de dos de los cámpings del concejo, y en mitad de un paradisiaco paisaje agrícola y ganadero, entre los barrios de Calambre, Valdepares y Villamil. Entre sus ventajas: que nunca, ni durante las horas de marea más alta, se llena de bañistas, que el aparcamiento está a un paso (literal) de la rampa que desciende al arenal, que cuenta con un pequeño chiringuito donde comer (si apetece) y que reproduce las máximas de cualquier bañista solitario: sosiego, buen oleaje en marea baja, varios cientos de metros para caminar y un azul de ensueño.

La pista: a menos de cien metros de esta playa discurre el Camino de Santiago de la Costa, ramal norte de la ruta jacobea. Un desvío obligado para peregrinos exhaustos.

3. PLAYA DE PENARRONDA (Castropol y Tapia)

Es otro de los míticos arenales de la Rasa costera del Occidente. Un arroyo (el de Penarronda), que decora con su vistoso humedal los aledaños de la playa, divide su territorio entre los concejos de Tapia y de Castropol. Y un peñón amarillento, O Castelo, le otorga su peculiar fisonomía de playa abierta al Cantábrico donde confluyen las olas en diversas direcciones. La zona pegada al terruño tapiego es la reservada para los surfistas, con varias escuelas de surf de Ribadeo y Castropol entre los que enseñan la difícil técnica de este deporte a sus entusiastas. Sobre la playa, la ermita de San Lorenzo, con fiesta nocturna en torno al 10 de agosto y, no muy lejos, la de Mexota, preferida por los nudistas. La playa de Penarronda, con un camping en el lado de Castropol, cuenta con una extensa red de pasarelas para salvar la zona dunar, duchas, vestuarios y con todo el encanto de las playas nortechas: espacio, mar bravío, turismo familiar y deportivo. Una gozada para los sentidos.

La pista: En la vega del río Suarón se encuentra el Mazo de Meredo, un conjunto hidráulico formado por molino y mazo que retrotrae a la época de las primeras fundiciones de hierro en la comarca fomentadas por el marqués de Sargadelos (tel. 985 63 40 22)

4. PLAYA DE ARNAO (Figueras)

La salida 504 de la autovía A-8 conduce, en un abrir y cerrar de ojos, hasta esta playa situada en la margen derecha de la desembocadura del Eo, aún en territorio asturiano. Su nombre, de infausto recuerdo, mantiene viva la memoria sobre un campo de prisioneros del bando nacional durante la Guerra Civil situado a dos pasos, en lo que hoy es un área recreativa con una placa conmemorativa. La Reserva Natural Parcial de la ría del Eo es el escenario preferido por embarcaciones a vela de pequeña eslora para practicar este deporte. A la izquierda, el Puente de los Santos, sobre la ría. Fácil acceso y reducidas dimensiones del arenal durante la pleamar.

La pista: una de las delicias de la desembocadura es tomar uno de los barcos que azún surcan la ría entre los puertos de Figueras, Ribadeo y Castropol. Es posible desembarcar en ellos, dar un paseo, tomar un refresco, y seguir la travesía después.

5. PLAYA DE AS CATEDRAIS (Ribadeo)

Se trata, sin duda, de la playa más fotografiada, visitada y promocionada por estas latitudes. Su belleza natural durante la bajamar le confiere un atractivo indudable aun que la estrechez de su arenal, unos diez metros, no le otroga muchos puntos si lo que se busca es tranquilidad y espacio. Cuenta con buenos servicios: excelente acceso desde la A-8, una amplia zona de aparcamientos, escaleras de acceso a la arena, duchas y una pasarela de madera que recorre parte de sus acantilados, uniéndola con otras playas vecinas. Su verdadero nombre es el de Augas Santas (Aguas Santas, en castellano). Las formas caprichosas de su roquedo, con numerosos arcos y grutas, le han valido la calificación de Monumento Natural por parte de la Xunta de Galicia. Hay un servicio de autobús durante el verano que une Ribadeo con esta playa.

La pista: muy cerca de As Catedrias encontrarás otra de las playas naturales más bellas de todo el concello de Ribadeo, la de Os Castros o Marbadás: abierta, cantábrica, paraiso de surfistas, bien equipada y radicalmente preciosa.

6. PLAYA DE A RAPADOIRA (Foz)

Una de las playas urbanas por excelencia de A Mariña lucense: totalmente integrada en esta conocida localidad turística gallega, durante la pleamar se forma una extensa charca litoral que es muy apreciada por los más pequeños. Cuenta con una Q de Calidad Turística además de ondear, habitualmente, la Bandera Azul comunitaria. Hay un paseo turístico por el litoral que la une con el cercano arenal de Llas. Sin duda la playa estrella en los 25 kilómetros de arenales con los que cuenta este concello lucense.

La pista: San Martiño de Mondoñedo es uno de los hitos monumentales del camino jacobeo del Norte: está considerada como la catedral más antigua de España y sus origenes se remontan alñ siglo IX. De visita obligada.

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