Palacio Guendulain (Pamplona)

El hotel Palacio de Guendulain abrió sus puertas al público en diciembre de 2009 en la que fuera la casa solariega del Virrey de Nueva Granada, Don Sebastián de Eslava, un rehabilitado edificio palaciego del siglo XVIII. Ofrece al viajero la posibilidad de alojarse en un conjunto cargado de historia pero con unas instalaciones acordes a un hotel de cuatro estrellas del siglo XXI: lujoso, confortable y con un atento servicio. 

 

El establecimiento está situado en pleno casco viejo pamplonés, entre las plazas del Castillo y de San Francisco, zona de paseo y de compras, ideal para investigar de escaparate en escaparate por el pequeño comercio de la ciudad o, si se prefiere, sentarse en alguna de las terrazas de la plaza del Castillo, emulando a Ernest Hemingway, y disfrutar del placer de ver pasar a los transeúntes. Sin más.

 

Elegante y distinguido, muy confortable, cuenta 23 habitaciones dobles y 2 suites distribuidas entre la planta noble y la superior además de un carruaje de época original, situado en el vestíbulo original del palacio que daba acceso al silencioso patio interior del conjunto.  Las estancias están decoradas a la manera clásica, con elegante mobiliario, suelos de moqueta y grandes y cómodas camas con edredones y almohadas king size. Todo para garantizar una sueño de lujo. 

 

Los desayunos se dan en los clásicos salones de la primera planta, donde se ha conservado la decoración original del palacio antes de su rehabilitación. Desayunos abundantes y de calidad, que dejan plenamente satisfecho al cliente. Dispone, además, un bar-cafetería a pie de calle, el 7 de Siete en el que bien se puede dar comienzo a una ruta de pinchos y poteos por el bullicioso casco viejo. Cocina de mercado y temporada y en miniatura para los paladares más exigentes.
 

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